miércoles, 2 de junio de 2010

¡La risa de Clitemnestra!


Elektra de Richard Strauss es la siguiente ópera del Teatro Municipal. Se venía posponiendo desde hace tiempo, y ya se hablaba de la "maldición" de Elektra. En cierto sentido, sigue habiendo una porque se hará un montaje sui generis. De "semi-escenificada" pasó a "versión en concierto" y ahora, según se informó por la prensa, se hará...¿sobre-escenificada?: se cubrió el foso de la orquesta, se tiñó el escenario de rojo y la orquesta, según el figurín, tocará encima del escenario, pero detrás de los solistas. Hay vestuario y, por lo visto, régie. Veamos que tal resulta.

Así como en Cavalleria rusticana uno puede juzgar a partir del ominoso "A te la mala pasqua!" de Santuzza, en Elektra el baremo es el título de este blog: la risa de Clitemnestra. Este es, sin más, el tan famoso momento:


Clitemnestra acaba de ser humillada por su hija, Elektra. De un momento a otro, Clitemnestra pasa del pánico a la euforia: le acaban de informar que su hijo, Orestes, ha muerto. La alegría invade su cuerpo y pide a gritos que le traigan luces ("Lichter! Lichter! Mehr lichter!" - "¡Luces! ¡Luces! ¡Más luces!"). El resto, es risa. La música es bastante plástica, y Leonie Rysanek, que es la Clitemnestra del fragmento, hace su trabajo como pocas. La grabación más famosa de Elektra es la que dirigiera sir Georg Solti (Stern György de nacimiento). Es una Elektra de estudio que involucró a la gran Birgit Nilsson en el rol titular y a John Culshaw en la producción. Culshaw pasó a la historia por grabar entre el final de la década de 1950 y el comienzo de la siguiente el primer Anillo del nibelungo en estudio. La grabación, también con Solti en la batuta, se caracterizó por la incorporación de "efectos especiales". He aquí un ejemplo, correspondiente al momento en que el oro convertido en tesoro es apilado en El oro del Rin:


Culshaw modela el ruido del oro a partir del ruido de lingotes de oro. Es una opción ciertamente razonable, aunque no necesaria; después de todo, los enanos deben haber elaborado el oro de alguna forma para convertirlo en tesoro, pero esa forma pudo también haber sido monedas, o, como por razones más bien prácticas sugirió el propio Wagner en el libretto, objetos y artefactos (Wotan toma una espada del montón del tesoro cuando bautiza al Walhalla y mientras suena, justamente, el tema de la espada). Como fuere, es uno de los tantos efectos que Culshaw introdujo en su grabación, generando cierta polémica. Hoy esos efectos suenan derechamente como ruidos, y, en lo personal, ligeramente vulgares. Cuando años después, en 1966, se grabó Elektra, Culshaw introdujo efectos similares, con cierta aplicación específica a las voces. Si el apiñamiento del tesoro es una acción requerida por el libretto, en el caso de Elektra hubo un poquito más de libertad. La risa de Clitemnestra, interpretada por Regina Resnik, quedó así:


Noten cómo en el segundo 32 la voz de Resnik pareciera provenir de un megáfono. Y noten cómo hacia el final del fragmento se añade un eco, para indicar que Clitemnestra sale de escena. La expresión de Elektra ("Mein Kopf! Mir fällt nichts ein" - "¡Mi cabeza! No tengo idea") aplica perfecto aquí. Es lo que se llama "quemar todos los cartuchos de una sola vez". Hay otras risas, peores y mejores. Quizá esto amerita una comparativa de risas.

2 comentarios:

  1. Muy interesante!!! Yo tengo un montón de risas de Clitemnestras, unas muy malas y otras de gran carga expresiva que paran los pelos. Saludos

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    1. Jeje, qué bueno saber que alguien comparte el vicio de coleccionar estas risas. ¡Saludos!

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