martes, 24 de mayo de 2011

El futuro y el pasado

Ufff, mucho tiempo sin escribir. En el ínterin, pocas cosas nuevas, pero al menos importantes. Para efectos de este modesto blog, la MÁS importante debiera ser mi actualización con la tecnología audiovisual en su versión más...¿onerosa? Mejor diré...suntuosa. El blu-ray. Desde que supe de él, decidí no comprar más devedés de ópera. Decisión semi-cumplida, pues el 2010 adquirí solamente tres, y por cuestiones más bien económicas: una versión realmente muy barata de Die Walküre (puesta de Harry Kupfer para Bayreuth), Marcella de Umberto Giordano (ópera de una hora, bastante aburrida, y que probablemente haría enfadar a cualquier feminista), y la muy germana versión de Orlando Paladino de Haydn (donde lo que realmente se luce es, como siempre, la dirección musical de René Jacobs). Fuera de eso, mi alimento audiovisual ese año fue más bien exiguo. Y es que, supuse, era obvio que todo lo que saliera en devedé iba a salir también en blu-ray.

Dos cosas cabría decir. Primero, que no era tan obvio, pues las principales compañías de "música clásica" (léase Decca, Deutsche Grammophon, y EMI) son las que tienen menor presencia en el mercado del blu-ray (en el caso de EMI, ninguna presencia de hecho). Esa escasa presencia no ha obstado que sigan editando sus óperas en el antiguo formato del devedé. EMI debe ser el ejemplo que más me hizo agarrarme la cabeza con ira y desesperación: Tiefland, la ópera de Eugen D'Albert que representa la única incursión de la escuela alemana en el verismo, fue lanzada en devedé. Sí, la única versión de esa ópera en formato audiovisual no está en blu-ray pudiendo haberlo estado. En el caso de Decca, las políticas han sido erráticas: algunas cosas han ido a ambos formatos (el Rosenkavalier con puesta de Herbert Wernicke y voz de Renée Fleming), y otras únicamente al antiguo formato (Werther y Tosca, ambas con Jonas Kauffmann).

Lo segundo, que me parece más interesante, es que los nuevos sellos que proliferaron al amparo del antiguo formato -sellos como Opus Arte que han marcado un estándar altísimo en materia de edición de sus discos-, se han ido asociando a ciertas casas de ópera con fama mundial. Ahí están el Metropolitan, la Ópera de Múnich, el Liceu de Barcelona, el Teatro Real de Madrid, y, si bien no una casa sino más bien un "evento" (en todos los sentidos), el Festival de Salzburgo. El Festival de Bayreuth, históricamente sin asociación fija a ninguna compañía (o si se quiere, asociado a todas), ha ingresado recientemente al circuito del blu-ray de la mano de Opus Arte. Esto quiere decir que la forma en que experimentamos la ópera en disco, esto es como consumidores, se aproxima de manera bastante fiel a la experiencia de una función de ópera. Concédanme la libertad de lo anterior: es obvio que cuando veo una ópera en la comodidad de mi casa no estoy en el Teatro Tal y Cual, ni tengo a una señora que abre un dulce sentada atrás mío, ni tampoco me voy a parar a aplaudir cuando el tenor sale airoso del aria de rigor. Pero es una sensación muy distinta a la que tenía cuando oía una grabación de estudio. Este último formato, destinado ahora a situaciones extraordinarias, tiene mucho de mágico, atemporal, perenne. Es la pura experiencia del sonido. El devedé, y su más reciente superación, el blu-ray, han devuelto a la ópera su carácter de un evento situado. Algo que, de hecho, ocurrió, fue constatado y aplaudido. El caso de Bayreuth es particularmente notable, pues la grabación de la polémica puesta en escena de Katharina Wagner para Los maestros cantores de Núremberg fue la primera ópera en ser filmada en vivo en ese escenario, y no en condiciones de estudio como se hizo con todos los anteriores videos captados allí. Nuevo formato, nuevas políticas.

Creo que esa es una buena noticia, que puede convivir felizmente con la experiencia sonora de la grabación de estudio: son dos formas diferentes de oír. La conclusión en todo caso es que el devedé no ha muerto (aunque supongo algún día lo hará, como todas las cosas), que mientras haya doble edición es preferible optar por el blu-ray, y que cuando no la hay, porque por ejemplo la compañía editora no tiene política de blu-ray, hay que preguntarse como los antiguos moralistas "¿qué debo hacer?". Con Tiefland aún no lo sé. Pero con otras...vale la pena pensarlo más. EuroArts, un sello chiquito con muy buenas cosas, sacó el año pasado una grabación de Moses und Aron, la ópera inconclusa de Arnold Schoenberg. A pesar que esa compañía tiene algunos blu-rays (el ciclo Mahler de Claudio Abbado por ejemplo), este Moses und Aron solo recibió el tratamiento devedé. No sé si será mi canto de cisne en ese formato, pero me alegro de haber roto (nuevamente) mi decisión: es un lujo poder contar con una de las mejores puestas que recuerdo haber visto de una ópera. El artífice de la puesta es Willy Decker (lo comentaré pronto), y si las privaciones del blu-ray serán de esa calidad, entonces larga vida al antiguo formato.

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