El pasado viernes, 5 de marzo, falleció el tenor inglés Philip Langridge, CBE, después de padecer un cáncer al intestino. Langridge poseía una voz de particular individualidad, con la que sirvió principalmente a dos compositores distantes en el tiempo: Mozart y Britten. Llamado por algunos el heredero natural de Peter Pears, Langridge debutó con el oratorio Messiah de Handel en 1961, a lo que siguieron el rol titular de Werther de Massenet en 1963, y uno de los sirvientes en Capriccio de Strauss al año siguiente en el Festival de Glyndebourne. Langridge se encontraba artísticamente activo, como lo atestiguan los registros audovisuales de los últimos años: Basilio en Las bodas de Fígaro (ROH, producción de David McVicar), la Bruja de Mazapán en Hänsel und Gretel (MET, producción de Richard Jones), y el pequeño rol de Hiereus en el estreno mundial de The Minotaur de Harrison Birtwistle (ROH, producción de Stephen Langridge, su hijo). Birtwistle, el modernista inglés por excelencia, fue uno de los compositores contemporáneos con los que Langridge trabajó de forma activa, participando en el estreno de varias de sus óperas, notablemente The Mask of Orpheus. Del presente al pasado, Langridge fue un nobilísimo Idomeneo mozartiano, rol que cantara en 1989 junto a su segunda mujer, la mezzo irlandesa Ann Murray. Ambos se conocieron cuando interpretaban en Wexford L'Eritrea de Cavalli en 1975. En 1980 participaron en la producción del Festival de Buxton de Béatrice et Bénédict, ópera de Berlioz basada en Mucho ruido y pocas nueces de Shakespeare, y en la que la pareja protagónica acuerda casarse después de varias peleas. En uno de los ensayos, no sin ironía, Murray terminó arrojándole una botella de Bovril (un concentrado líquido de carne de vaca). Se casaron al año siguiente.
Langridge tuvo un repertorio enorme que abarcó desde Monteverdi y Rameau, hasta Berg y Stravinsky. Junto al director también fallecido Richard Hickox, Langridge contribuyó a renovar la discografía de Britten, ganando su Peter Grimes en 1997 el Grammy por mejor grabación de ópera. El capitán Vere (Billy Budd), Essex (Gloriana), Peter Quint (The Turn of the Screw) y Gustav von Aschenbach (Death of Venice) fueron algunos de los otros roles brittenianos que Langridge abordó, siempre con buena recepción por parte del público y la crítica. La noticia de su fallecimiento es triste, pero el arte de Langridge ha quedado bien guardado en la memoria de quienes lo vieron y en su abundante discografía. El 10 de febrero de 2004, para el estreno de The Tempest de Thomas Adès, tuve la oportunidad de oírlo un poquito. Langridge era el dolido rey de Nápoles, y si bien se trataba de un papel pequeño, su voz lo iluminaba todo con un timbre no precisamente lírico, pero único y conmovedor. Su voz tenía cierta cercanía con el discurso hablado, en particular gracias a una dicción impecable en todas las lenguas. Philip Langridge es sobrevivido por su viuda, Ann Murray, y sus cuatro hijos: Anita, Jennifer y Stephen, de su primer matrimonio, y Jonathan, del segundo.
Abajo, muestras de dos de sus roles: los titulares de Peter Grimes de Britten y La clemenza di Tito de Mozart; y una canción de Britten con texto de W.H. Auden.
Langridge tuvo un repertorio enorme que abarcó desde Monteverdi y Rameau, hasta Berg y Stravinsky. Junto al director también fallecido Richard Hickox, Langridge contribuyó a renovar la discografía de Britten, ganando su Peter Grimes en 1997 el Grammy por mejor grabación de ópera. El capitán Vere (Billy Budd), Essex (Gloriana), Peter Quint (The Turn of the Screw) y Gustav von Aschenbach (Death of Venice) fueron algunos de los otros roles brittenianos que Langridge abordó, siempre con buena recepción por parte del público y la crítica. La noticia de su fallecimiento es triste, pero el arte de Langridge ha quedado bien guardado en la memoria de quienes lo vieron y en su abundante discografía. El 10 de febrero de 2004, para el estreno de The Tempest de Thomas Adès, tuve la oportunidad de oírlo un poquito. Langridge era el dolido rey de Nápoles, y si bien se trataba de un papel pequeño, su voz lo iluminaba todo con un timbre no precisamente lírico, pero único y conmovedor. Su voz tenía cierta cercanía con el discurso hablado, en particular gracias a una dicción impecable en todas las lenguas. Philip Langridge es sobrevivido por su viuda, Ann Murray, y sus cuatro hijos: Anita, Jennifer y Stephen, de su primer matrimonio, y Jonathan, del segundo.
Abajo, muestras de dos de sus roles: los titulares de Peter Grimes de Britten y La clemenza di Tito de Mozart; y una canción de Britten con texto de W.H. Auden.
Obituarios en lengua inglesa: Guardian.co.uk, Telegraph.co.uk, Timesonline.co.uk.
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