viernes, 1 de octubre de 2010

[CD] Wolf-Ferrari: Il segreto di Susanna

Ermanno Wolf-Ferrari: Il segreto di Susanna; Serenata. Dora Rodrigues, soprano; Marc Canturri, barítono. Anna Tilbrook, piano; Orquesta Filarmónica Real de Liverpool, Vasily Petrenko, director. Grabación en vivo, 22.XI.2008, Liverpool. 1 disco (56'57'') + libretto bilingüe (48 pp.). Avie 2010 (AV2193).
Hasta hace no poco tiempo, fumar era considerado simplemente un vicio. Hoy día es una conducta que califica de delito o falta, y los fumadores parecen ir en franca retirada. Fumar, supongo, pasará con el tiempo a ser algo parecido a inhalar rapé o beber ajenjo. En su informado libro Opera: Desire, Disease, Death, Linda y Michael Hutcheon discuten el trasfondo médico de varias óperas: la tuberculosis en Traviata, la sífilis en Parsifal, el cólera en Lulu. Llegados al “fumar”, los Hutcheon destacan las conexiones simbólicas que el fumar tiene con el placer, lo peligroso y la transgresión; pero también su asociación con la masculinidad, llegando a verse a las fumadoras como seres inmorales. La idea de una mujer fumando era demasiado cercana a la idea de igualdad de géneros, y por lo mismo fue un tabú durante mucho tiempo.

La violación de ese tabú es el material de la ópera de cámara (o intermezzo como la llamó su autor) Il segreto di Susanna. Ermanno Wolf-Ferrari (1876-1948) es un músico escasamente recordado hoy. Nacido en Italia, Wolf-Ferrari tomó Múnich como residencia, y muchas de sus óperas fueron estrenadas ahí. Es un caso similar al de Ferruccio Busoni, con la diferencia que Wolf-Ferrari se mantuvo alejado de las vanguardias y la teorización. En su música se reconoce con facilidad la vena melódica italiana, y sus temas respondieron siempre a una inspiración mediterránea. Il segreto di Susanna (El secreto de Susana) se estrenó en 1909 en el Hoftheater de Múnich, en alemán como Susannens Geheimnis, y es la obra que mejor le ha sobrevivido. La trama es simple: el Conde Gil sospecha de la fidelidad de su mujer, Susana, al notar un persistente olor a tabaco en su casa. Usando algunas excusas para sorprenderla, y mediando una pelea, Susana finalmente confiesa su secreto: ella fuma. Final feliz: marido y mujer fumarán juntos de ahora en adelante.

En esta aparente inocente trama hay algunos tópicos que me parecieron interesantes, y que los Hutcheon describen así: "Aquí [en la discusión entre marido y mujer] es cuando se agrega todavía otra asociación, una que también tiene una larga historia en la representación musical del fumar: los violentos celos de los hombres y una necesidad por controlar la vida de sus mujeres a cualquier precio. Gil, el marido en cuestión, se haya angustiado, casi obsesionado, por horribles dudas sobre la infidelidad de su mujer. A pesar que cree que ella luce suficientemente inocente ('E volto quello di chi un marito inganna?'), le ha prohibido salir sola. Cuando no está consumido por sus celos, ve en su Susana a la más virtuosa, la más hermosa de las mujeres -digna de ser comparada con un lirio o un límpido espejo- y sabe que sus sospechas arriesgan contaminar su amor tanto como sus metáforas" (p. 174). La pequeña obra de Wolf-Ferrari no indaga más en estos tópicos (la corrupción del amor, la violencia de los celos), pero tampoco tendría por qué hacerlo dada su naturaleza cómica. Es simpático, eso sí, que los sugiera de una forma tan amena, y uno podría pensar en un programa doble con alguna otra pieza que continúe esa línea en clave más tétrica (Il tabarro es un candidato bastante idóneo).

La discografía de esta ópera es generosa: tres grabaciones comerciales, incluyendo un registro hoy inconseguible con Renata Scotto. El presente disco recoge la representación escénica de la obra, en Liverpool, donde el joven Vasily Petrenko (*1976) asumió en 2006 como director principal de su orquesta. Al parecer el “efecto Petrenko” ha sido positivo en el aspecto económico (véase la nota aparecida hoy en El Mercurio), y este disco da cuenta de una enorme musicalidad, en un repertorio –el italiano– que nunca ha sido patrimonio de los rusos (aunque los tintes neo-clásicos de la partitura le dan un cierto sabor a Stravinsky, algo que pueden oír en el fragmento colgado abajo). La portuguesa Dora Rodrigues y el español de idóneo apellido Marc Canturri se complementan bien, ambos con voces juveniles y frescas, pero no demasiado interesantes. Pasan con soltura desde los arrumacos amorosos, a una tempestuosa escena de celos (“cocodrilo” y “tigre” son los epítetos que la pareja se arroja), donde el referente parece ser no el Otello de Verdi, sino el de Rossini. El disco se completa con cinco canciones para barítono y piano del compositor, reunidas bajo el título Serenata. La toma del sonido es limpia, con una audiencia prácticamente muda. Podrían haberse incluido los aplausos finales, al menos para comprobar si el mutismo equivalía a religioso silencio o a indiferencia. Es de suponer lo primero, porque con una ópera como esta es difícil quedarse dormido.

Vasily Petrenko


Wolf-Ferrari, Il segreto di Susanna, obertura

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